Karina Pacheco es escritora y antropóloga, acaba de ganar el Premio Nacional de Literatura 2022 por su novela “El año del viento”, ella tuvo la gentileza de conversar con nosotros y contarnos sobre la relevancia de su obra y fue inevitable aterrizar en el contexto actual.
¿Es un tema abierto el de la violencia política en el Perú?
Definitivamente, desde que nos terruqueamos tan alegremente sin siquiera reflexionar por lo que hemos tenido que vivir hace algunos años, está totalmente vigente.
¿El ejercicio de memoria que hacen las protagonistas de tú novela, es una invitación que proyectas a tus lectores?
Creo que es necesario entender que hemos vivido un trauma colectivo, el mismo que no hemos procesado de la forma correcta. 79 mil peruanos fueron asesinados, y esa marca deja huella en lo social y ya vemos lo que está pasando en lo político.
Es importante comprender que se rompieron los límites de la crueldad entre peruanos, es un proceso desgarrador que ha dejado una cantidad enorme de heridas abiertas. El ejercicio de memoria al que refieres nos debe llevar a entender ¿qué pasó? ¿por qué pasó? Y ¿cómo podemos evitar que eso vuelva a suceder?
Cuando vamos a votar pensamos que estamos ejerciendo un derecho, pero no valoramos lo que tenemos en nuestras manos en ese momento, vamos a ciegas como a una rifa, después vienen las consecuencias, esa falta de conciencia a la larga nos lleva a pensar en soluciones ligadas a la violencia para resolver nuestros problemas, gasolina para la conflictividad.
¿Es un problema entonces de organizaciones sociales y partidos?
La corrupción es la norma, y ante esa coyuntura es difícil que buenos ciudadanos quieran asumir posiciones de liderazgo. Es necesario buscar nuevas formas de hacer política, de generar espacios de reflexión, nos reconfortamos en el insulto y el señalamiento al mal funcionario, pero no reflexionamos que fuimos nosotros los que votamos por ellos, es un tema de representatividad, legitimidad y sobre todo de responsabilidad con el voto de uno mismo.
Siempre tenemos mejores opciones, pero el nivel de debate en propuesta y la realidad del voto van por otro lado, hay mucho que hacer en materia de educación política.
Hace unas semanas dirigiste un coloquio entre los escritores Lucho Nieto (Tantas veces dudé) y Rafael Dumett (El espía del Inca) en el marco de la feria del libro de Cusco, ¿Por qué crees que la nivela histórica tiene tanto éxito?
Es un tema de identidad, las buenas novelas históricas como las de estos escritores que estuvieron conmigo en ese evento, algunos como Rosas Paravicino y otros que ahora incursionan en el género permiten desenvolver una historia oculta, distinta a la caricatura que nos enseñaron en el colegio.
Una buena novela histórica permite entrar en un mundo mucho más profundo, donde se rompe la posición de bueno o malo, de vencedor o vencido, son historias que retratan a personajes de carne y hueso con tensiones, temores, motivaciones y sueños como todos nosotros, se rompe entonces ese ideal del arquetipo histórico y vamos a ver que se tratan de historias humanas, con rabia, celos, envidias y muchas veces entiendes que esos sentimientos tan básicos son gatilladores de cambios y coyunturas fundamentales para la historia. Si bien los buenos escritores advierten que las licencias creativas están dadas, yo creo que hay en la recreación un sentido también de valor ético, de trascendencia de sentido que está muy bien reflejada en el caso de Dumett y Nieto.
¿Cómo quieres que sea recordad esta novela ganadora que has publicado, cual es el legado de “El año del viento”?
Me gustaría que sea una motivación para cuestionarnos, para hacernos preguntas, a veces incómodas, para mirar las heridas, cómo cicatrizaron y cómo la muerte nos marca, ya sea por violencia o por una pandemia. Mira lo que nos tocó vivir y padecer en estos años de encierro y miedo por una enfermedad, arrastrados todos por las carencias en las que nos tiene un estado que se ha olvidado de la gente. Esas reflexiones tienen que ver con la sociedad y no solo desde una dimensión política. La obra se desenvuelve desde el 2020 y es en esta reflexión que quiero señalar la importancia de pensar en lo colectivo en desmedro de lo individual. Desde esa mirada, me encantaría que este texto trascienda.