En portada Jul.25.2023

Micaela Pérez Sotelo persiguió su sueño de bailar, su vocación de enseñar y regresó al lugar mágico de su infancia, casi cómo completar todo lo que ella anhelaba. De esta forma le dio forma a New Ballet School Perú, una academia de baile en el corazón del Valle Sagrado.

¿Desde qué edad empiezas con el ballet?
Mi abuela me llevo a unos talleres de verano cuando yo tenía cinco años en la Escuela Nacional de Ballet porque a ella le gustaba mucho la música clásica. Luego ya más grande, en Cusco inicia mi pasión a los 13 años, de hecho empecé tarde así que entraba a todas las clases que podía.

Mi maestra vio que yo tenía aptitudes para enseñar. Entonces me tomó como su auxiliar y fue así que fui aprendiendo cómo hacerlo. Me quedaba en todos los niveles y así empecé a sentir la pasión, la disciplina y el amor a este arte.

¿Cómo te animas a crear una escuela en el Valle Sagrado?
Fue mi sueño, en realidad, desde pequeña porque viví en Cusco hasta los catorce años. Y siempre tenía las ganas de regresar a vivir aquí. Entonces apenas pude regresé. Investigué un poco y me vi que no había una escuela de ballet en Urubamba y decidí hacerlo. Entonces vine segura, abrí el estudio y lo hice.

Coméntanos sobre los proyectos de responsabilidad social que tiene la escuela.
Son varios los proyectos que quiero desarrollar. Primero, quiero que las niñas se enamoren del ballet desde la edad más pequeña y, quiero también, que el ballet llegue a las calles. Y por otro lado, tengo un proyecto para llevar el ballet a las comunidades de Patacancha y Willoq.

¿Qué está logrando la escuela actualmente?
Lo que está generando este espacio, es grande. A las niñas yo las veo contentas, empoderadas, la verdad es que vienen felices a las clases, ellas son las que piden venir. Eso es lo que yo quería, que disfruten el baile, quiero que el proyecto crezca, que haya más niñas que dancen y también que vean esto de manera profesional. La música nos permite elevar el espíritu, nos enfoca a ser disciplinados y llena diversos aspectos emocionales, es muy recomendable que los chicos dediquen algo de su tiempo al arte, esa es una lección que me llevó a vivir feliz.


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