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Libro “El último virrey del Perú y la independencia del Cusco 1821-1825”

Este novedoso libro de dos investigadores cusqueños, Óscar Cáceres Quispe y Alfredo Quispe Camargo, se presentó el pasado 24 de julio en el Centro de Convenciones de la Municipalidad Provincial. Su estudio saca a la luz la etapa de nuestra historia que yace semi olvidada, pero que ha marcado un punto clave en la transición de la monarquía a la república: el gobierno del último virrey José de La Serna, quien estableció en el Cusco su capital. En la entrevista con el director de Cusco Social, Guillermo Román-Flores, el historiador Óscar Cáceres Quispe habla sobre su elección de este polémico tema y sobre los nuevos horizontes que abre su investigación.

GRF: Óscar, cuéntanos sobre los aspectos básicos de este trabajo.

OCQ: Es una parte de la historia del Cusco que hacía falta contar, el momento en el que la antigua capital inca se convierte en el epicentro de la resistencia, en este caso realista, contra el proceso independentista. Se basa en documentos del Archivo Regional del Cusco, el Archivo General de la Nación, la hemeroteca de la Universidad de San Antonio Abad, además de absorber resultados de muchos debates y entrevistas.

GRF: ¿Por qué Simón Bolívar veía a las élites del Cusco, incluidas las élites indígenas, como sus enemigos, y por qué el último virrey recibió apoyo aquí?

OCQ: No hay que olvidarnos de que el Cusco fue en varias ocasiones el núcleo de la resistencia contra la corona española, desde la rebelión de Manco Inca hasta los levantamientos de Tupac Amaru II, los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua. Y en este último tramo del proceso independentista, tal como los documentos lo demuestran, la ciudad se volvió realista. Pero siempre hay que recordar que no se trata de toda la población, sino de la élite: la Real Audiencia, el Cabildo, los comerciantes adinerados, la Iglesia. Ellos no simplemente recibieron al virrey, sino que lo invitaron deliberadamente, como consta una carta de la Real Audiencia. Para ellos, el hecho de que en Cusco se hubieran dado tantos levantamientos, y que todos hayan fracasado, era la muestra del fidelismo máximo a la Corona.

Es necesario vincular este trabajo con el libro de Donato Amado El estandarte real y la mascapaycha. Habla de la nobleza inca que había hecho una alianza política con los españoles y gozaba de sendos beneficios dentro del sistema colonial. De ahí viene la actitud del Consejo de los 24 electores del alférez real, quienes en su momento no apoyaron la rebelión de Tupac Amaru, y tampoco se sumaron a la gesta de la Independencia.

GRF: Charles Walker en sus trabajos habla de un “gran miedo” que se generó en Cusco a raíz de la rebelión de Túpac Amaru. ¿Cuánto se sentía ese miedo aquí durante el gobierno de La Serna?

OCQ: Hay una evidencia clara de un trauma social, y también el manejo político del miedo por parte de las clases gobernantes. Lo demuestra la extremadamente violenta ejecución pública de Túpac Amaru y la sentencia de sus hijos menores al encierro de por vida. Después del levantamiento de los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua, no solo condenaron a muerte a los líderes, sino les quitaron propiedades a sus hijos. Encontré unas peticiones de los descendientes de Pumacahua dirigidas a Gamarra que solicitaban pensión al gobierno, porque vivían en pobreza.

Hay un detalle importante. En este último período monárquico hubo reincidencias de rebeldía contra la Corona española en la Sierra Sur, por ejemplo, el caso del guerrillero Marcelino Carreño, quien no actuó directamente en Cusco, pero era cusqueño de origen, o Basilio Auqui, quien antes había participado en la rebelión de los Angulo. Ellos también fueron condenados a muerte. Así se fomentaba el temor a la represión por rebeldía.

GRF: Otro tema interesante es el apoyo económico que recibió la causa española en Cusco. ¿Cómo se manejaban esos recursos?

OCQ: Cuando el virrey se estableció en Cusco, entre las primeras medidas que tomó fue instalar la imprenta y la Casa de la Moneda. La imprenta, porque le permitía controlar la comunicación. Y la Casa de la Moneda para poder subvencionar económicamente las tropas. Se hacían recaudaciones, tanto forzosas como voluntarias, entre los comerciantes, las iglesias, que poseían grandes cantidades de objetos de metal, y también se imponían ciertas obligaciones a los mineros. El objetivo del virrey era monopolizar el flujo de los metales en la región y garantizar que no se desviaran. Por eso tomaba medidas contra aquellos mineros quienes trataban de comercializar los minerales por otras vías y a otros destinos.

GRF: ¿Qué tan polémico resultó este tema, que tiene tantos ángulos y matices?

OCQ: Muchos me han increpado que la elección del tema ha sido antipatriota e incluso anticusqueñista. Hablo de que los cusqueños recibieron al virrey con arcos de flores y regalos, le han otorgado la vivienda más prestigiosa de la ciudad, la casa de Pablo Mar y Tapia (que conocemos hoy como la Casona del Almirante). Los comerciantes y la nobleza le dieron muebles y accesorios para hacer su residencia más cómoda. Las autoridades dispusieron que se limpiara y se blanqueara la ciudad y mejorara la iluminación nocturna. Se ordenó también que se sacaran del centro las chicherías y las herrerías, para que no crearan “mal aspecto” y para que su humo no ennegreciera las paredes. Todo ello para agradar al virrey. Se hicieron fastuosas celebraciones por el cumpleaños del rey de España. Charles Walker demostró que el mayor número de españoles con títulos se concentraba en Perú de aquella época en dos ciudades: Lima y Cusco. Cusco en ese período se convirtió en la ciudad más realista del continente.

GRF: Para muchos, la filiación monárquica no era cuestión solo de ideario, sino también de beneficio económico. Se sabe que la nobleza indígena del Cusco estaba protegida y beneficiada económicamente por la Corona española, ¿es correcto?

OCQ: Los caciques indígenas gobernaban y administraban considerables territorios, muchos de ellos hoy son provincias y distritos. Por ejemplo, Túpac Amaru II era cacique de Tungasuca, Pampamarca y Surimana, que hoy son distritos. La nobleza nativa estaba exonerada de tributos y podía usar insignias reales. Algunos tenían escudos nobiliarios. Estaba reglamentado quiénes podían usar entre sus emblemas la mascapaycha. El noble que era elegido alférez real tenía un lugar privilegiado en la procesión del Corpus Christi, lo cual se consideraba un alto honor. La elección del alférez real era materia de una compleja negociación política. Y formar parte de esta aristocracia inca significaba inevitablemente ser un fidelista de la Corona española.

Para finalizar, quisiera agregar lo siguiente. Durante el gobierno de La Serna la Independencia peruana peligraba en varios momentos. Los realistas ganaron las batallas de Ica, de Torata y de Moquegua. Cuando ocurrió el cambio con las batallas de Junín y Ayacucho, se hizo claro que el Cusco se quedaba como el último bastión de la monarquía, y por eso era importante lanzar la proclama final de la Independencia aquí, lo cual fue hecho por Agustín Gamarra el 9 de enero de 2025.

Dado que me han criticado mucho por haber reflejado en este libro la posición realista, ahora quiero adelantar que estoy trabajando la versión patriota del mismo proceso, con Agustín Gamarra y Antonio José de Sucre como personajes principales. Ellos fueron los que movilizaron a los sectores más humildes de la población.

GRF: Gamarra era un personaje de una capacidad política extraordinaria.

OCQ: Sí, amaba el Cusco y luchó hasta el final por recuperar su antigua importancia que tenía en la época de los incas. Los avances de esta nueva investigación aparecerán primero en formato de artículos. Así voy a contrarrestar las críticas y mostrar esta otra perspectiva de la Independencia cusqueña, el otro lado de la historia.

GRF: ¿Dónde los lectores cusqueños pueden comprar tu libro El último virrey del Perú y la independencia del Cusco 1821-1825?

OCQ: Está en la librería Genesis (esquina de las calles Santa Catalina Ancha y Angosta, cerca de la Plaza de Armas), y también lo pueden adquirir directamente contactándonos a los autores, a los siguientes números: Oscar Cáceres +51 944163574; y Alfredo Quispe +51 942797525.

Entrevista, grabación y fotos: Guillermo Román-Flores; edición: Vera Tyuleneva, para Cusco Social.

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