Cusco Social
personajes, eventos, emprendimientos, sociedad, arte y cultura de una ciudad vibrante
“Historia del distrito de Wanchaq” de Santiago Loayza y Edgar Villafuerte
Cusco Social

En las décadas recientes la historia regional y local ha estado ganando más y más terreno. En el caso de este nuevo libro, titulado Historia del distrito de Wanchaq: Sociedad, cultura y modernidad, se trata de una extensa retrospectiva histórica circunscrita a los límites de un distrito, hoy parte del conjunto urbano de la ciudad del Cusco. Es un tema muy concreto y focalizado que, sin embargo, absorbe y refleja procesos y giros históricos de un alcance mayor. En este territorio de dimensiones relativamente reducidas, se entrecruzan muchas problemáticas propias de la sierra peruana y del Sur Andino. Los principales temas que explora este estudio son parte orgánica e imprescindible de la historia de la región del Cusco en términos generales, y se puede recomendarlo a todo cusqueño que quiera saber más sobre sus raíces.

La publicación está dedicada al septuagésimo aniversario de la creación oficial del distrito de Wanchaq (1955) y se presentó en tres ocasiones: el 6 de junio de este año en la Biblioteca Nacional del Perú en Lima, el 17 de junio en el Museo Histórico Regional (Casa Garcilaso) de Cusco, y el 21 de agosto nuevamente en Cusco, en la Casona de Accomoco de la Dirección Desconcentrada de Cultura.

Ambos autores del libro, Santiago Loayza Velásquez e Ivo Edgar Villafuerte Acuña, son historiadores formados en la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, con posgrados cursados en otras casas de estudios. Santiago Loayza dirige actualmente el Centro Cusqueño de Investigaciones Históricas Enfoques, y Edgar Villafuerte es gestor cultural de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco y docente en su alma mater.

Trazar la historia de un determinado lugar desde el principio de la ocupación humana hasta nuestros tiempos es todo un reto para los historiadores. La dificultad radica no solo en el volumen del material a procesar, sino, además, en su diversidad. Las fuentes sobre las que se construye el libro tienen orígenes muy heterogéneos. Los autores inician analizando las publicaciones arqueológicas que exponen resultados de excavaciones en las tierras wanchinas; continúan con documentos notariales sobre la posesión y uso de tierras durante la colonia y la temprana república; y finalmente repasan los archivos institucionales y la prensa cusqueña para reconstruir los sucesos de los tiempos más recientes, el siglo XX, período que trajo a Wanchaq radicales e irreversibles cambios, convirtiéndolo en la zona urbana moderna que conocemos hoy. Complementan esta amplia gama de fuentes unos emotivos testimonios de los vecinos del distrito y numerosas fotografías de colecciones públicas y privadas.

El volumen está dividido en ocho partes, que siguen el orden cronológico desde la antigüedad hasta nuestros días. A continuación, los repasaremos brevemente.

Primera parte. Los primeros habitantes del Cusco: Wanchaq en tiempos prehispánicos.

La primera sección abarca dos períodos importantes del pasado lejano, separados entre sí por muchos siglos. El primero de ellos está relacionado con la cultura Marcavalle, que existió en las tierras del barrio del mismo nombre en el Período Formativo u Horizonte Temprano, es decir alrededor de mil años antes de nuestra era y durante varios siglos posteriores. Es la época de cambios cruciales, tales como la domesticación de camélidos y el inicio de cultivo de maíz, el establecimiento de poblaciones sedentarias y la formación de las primeras redes de intercambio. La identificación y las investigaciones pioneras de esta cultura han sido fruto de la labor de Manuel Chávez Ballón y Jorge Yábar Moreno entre 1949 y 1953, con posteriores aportes de Luis Barreda Murillo, Karen Mohr y otros arqueólogos locales y externos.

Siglos más tarde, durante el dominio inca, Wanchaq comprendía no solo su territorio actual, sino también las zonas de Lucrepata, Recoleta y Ucchullo, al lado norte del antiguo camino a Qollasuyu, la actual avenida de la Cultura. Además de esta famosa ruta, estaba atravesado por otros cuatro ejes viales, que seguían el curso del valle, entre los cuales se ubicaban extensas áreas de cultivo y funcionaban varios centros rituales.

Segunda parte. Wanchaq en la colonia y en la temprana república: ocupación del espacio, instituciones coloniales y situación agraria.

En los documentos coloniales, bajo el nombre “Wanchaq” figuraba toda la extensión del valle de Huatanay desde Limacpampa y Pumaqchupan hasta San Sebastián. Era fundamentalmente una zona agrícola, ya despojada de sus funciones ceremoniales y dedicada a la producción de maíz, trigo y frutas para abastecer la ciudad. Sus tierras estaban mayormente distribuidas entre propiedades pequeñas. Solo dos haciendas grandes se consolidaron ahí: Wanchaq y Ttio (Ttiobamba), que durante mucho tiempo formaban parte del mayorazgo de la poderosa familia Maldonado. En cuanto a los propietarios menores, en un principio eran tanto españoles como indígenas nobles. Poco a poco los españoles iban comprando las tierras a los descendientes de la nobleza nativa, desplazándolos de sus antiguas posesiones.

Tercera parte. La modernización material del Cusco (1895-1930).

Este capítulo se aparta de la problemática wanchina propiamente dicha para esbozar un contexto más amplio en el que se enmarcarían los acontecimientos posteriores. Por razones obvias, la mayor parte del libro está dedicada al siglo XX, dado que las fuentes disponibles para esta fase histórica son infinitamente más numerosas. El tercer acápite funge de introducción general a este período. Aquí se despliega el panorama político peruano de la época, se habla de los avances en el ámbito intelectual cusqueño, el surgimiento del indigenismo, la reforma universitaria, el llamado “descubrimiento” de Machu Picchu y el incipiente fenómeno del turismo.

Cuarta parte. Expansión urbana y barrios obreros: los orígenes del “Nuevo Cusco” (1930-1950).

Esta parte del libro se centra en los inicios de la paulatina urbanización de Wanchaq. Como antecedentes directos se nombran los cambios fundamentales en la función de sus terrenos y la aparición de nueva infraestructura. Así, la llegada del tren al Cusco en 1908 trae consigo la edificación de la estación ferroviaria de Wanchaq. En 1915 aparece la conocida Fábrica de Hilados y Tejidos Huáscar, de César de Luchi Lomellini y sus socios, lo cual crea nuevas expectativas en cuanto al futuro de las tierras aledañas. En 1930 parte de los terrenos privados es vendida, con miras a crear un barrio obrero moderno, y este punto temporal marca el comienzo de un largo calvario legal y burocrático de saneamiento y desarrollo urbano, para abastecer de viviendas a algunos de los sectores más desfavorecidos de la creciente población citadina.

Quinta parte. Visiones de progreso y modernidad en el naciente distrito de Wanchaq: discursos y prácticas (1950-1960).

El terremoto de 1950 marcó para toda la ciudad del Cusco un punto de inflexión, en su doble calidad: como tragedia y como fuente de nuevas oportunidades y esperanzas. Fue un gran detonante de expansión urbana y, en el caso de Wanchaq, agilizó los estancados procesos de su mejoramiento y modernización. A raíz de ese impulso, se consolidó la avenida de la Cultura como el futuro eje de crecimiento urbano. Como los primeros síntomas de ese crecimiento se nombran las respectivas inauguraciones del Colegio Garcilaso y el primer pabellón del campus universitario de Perayoc, ambas en 1951. Si bien, las dos entidades no están ubicadas directamente dentro de los límites de Wanchaq, se encuentran frente a él y han ejercido una influencia indudable en su destino. En esta misma década tuvieron lugar otros dos acontecimientos de suma importancia: en 1955 se creó oficialmente el distrito de Wanchaq, y en 1958 (28 años después del inicio de los trámites) la urbanización recibió el debido reconocimiento formal por parte del Estado.

Sexta parte. Deporte e infancia en Wanchaq: una apuesta por el bienestar social (1937-1978).

En esta sección se pone acento en la habilitación de espacios para deporte y recreación, que cobraron un significado especial en el contexto del nuevo barrio residencial de clases obreras y profesionales. Entre los principales hitos destacan la inauguración en 1939 del Estadio Garcilaso, con su posterior ampliación en 1952; la apertura en 1943 del parque infantil Marianito Ferro, igualmente mejorado varias veces en los 50; la aparición en 1944 de la piscina pública; y el ambicioso proyecto del coliseo cerrado, concretado en 1978.

Séptima parte. Obras sociales, progreso urbano y transformación de la sociedad wanchina del siglo XX.

Aquí se investigan los avances de las más emblemáticas obras de infraestructura pública. En 1933 se creó el primer aeródromo que recibió el nombre Alejandro Velasco Astete, ubicado mucho más cerca del centro de la ciudad que el aeropuerto actual. Posteriormente, ya en 1968, cedió sus funciones al nuevo aeropuerto Velasco Astete en su ubicación actual, mientras el terreno del antiguo aeródromo fue destinado a la construcción del coliseo cerrado y el Hospital de Seguro Social. En 1956 se inauguró con grandes celebraciones el mercado modelo de Wanchaq, y hacia 1975 empezó a funcionar el mercado de Ttio. En 1979-1986 fue edificado el hospital de Seguro Social, en el terreno del antiguo aeródromo, suceso que marcó un antes y un después en el desarrollo de la salud pública. En 1961 se instaló en Wanchaq el nuevo cuartel de la compañía de Bomberos. En 1949 empezó a funcionar el cine Huáscar. Desde 1991, por una década, la Compañía Cervecera del Sur (Cervesur) venía organizando en el Jardín de la Cerveza en Wanchaq los anuales Festivales de la Cerveza Cusqueña, famosos por la presencia de reconocidos músicos.

Octava parte. Wanchaq mira al futuro: alcances de la actual gestión.

Este acápite da cuenta, con pormenores administrativos y técnicos, de los proyectos y logros de la actual gestión municipal. Entre ellos, sin duda, hay que subrayar la elaboración y la publicación de este libro.

El volumen concluye una serie de anexos. El primero de ellos es una compilación de testimonios recogidos entre los vecinos de Wanchaq de distintas edades y generaciones, con matices y detalles singulares, propios de recuerdos vivos. Otro anexo es una línea del tiempo documentada, que ordena en orden cronológico los principales acontecimientos de la historia wanchina, hasta el fin del siglo XX. Finalmente, cierra la publicación un nutrido e ilustrativo dossier fotográfico que reúne imágenes desde los inicios del siglo XX, documentando tanto los cambios del paisaje como las transformaciones de la sociedad.

El libro está disponible de manera gratuita en línea para todos los interesados en la historia cusqueña en el repositorio digital de la Biblioteca Nacional del Perú (AQUÍ). Próximamente la Municipalidad Distrital de Wanchaq completará la impresión del volumen en formato físico, con un amplio tiraje nuevo, para su distribución gratuita.

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